martes, 20 de noviembre de 2012

Ciertas premoniciones.




Camino por la vereda cuando baja el sol y te recuerdo. Rostros conocidos, las mismas calles. Si hasta me parece que el aire es el mismo que en ese entonces.

Tengo un extraño sentido de pertenencia con los lugares. Algunas veces creo que las calles por las que anduvimos juntos son nuestras. Otras, que nosotros le pertenecemos a ellas. De vez en cuando siento que cada árbol, cada pájaro y cada esquina me desconoce cuando no estamos juntos. 

No sé desde cuándo, pero desde hace mucho tiempo tengo esa certeza.

Y es entonces cuando todo cobra sentido. Desde antes de que nos conociéramos, ellos ya formaban parte de nuestro plan divino.

Un día caluroso de diciembre, una premonición, una canción, cinco viajes, treinta y tres abrazos, cien lágrimas y mil suspiros.

Creo que encontré a tus hijos, te dije.

Creo que ellos nos encontraron a nosotros, me corregí.